miércoles, 13 de noviembre de 2013

Hincha solitario, violencia personal

Muchas veces nos topamos con personas de distintas partes de nuestro país que, a punta de esfuerzo y amor llegan a ver al equipo de sus amores.
Salir de tu casa, ir al terminal a tomar el bus que te dejara en la capital, llegar al terminal de destino, llegar a la cancha y después lo mismo de retirada terminan siendo un desafío bastante duro al momento de encontrarse con la hinchada rival. He ahí la valentía (o locura) en su estado puro.
En lo personal, no me gusta mucho lo de los “piños” y de ir en grupo llamando la atención, siempre he sido de ir a la cancha solo, dar unos cuantos cornetes, y retirarme satisfecho a la casa, he sido un hincha mas solitario, aunque cuando toca ir a alentar a la selección nacional siempre voy con amigos (suele pasar mucho que tus amigos son de equipos distintos y como se dice, “Chile une a los hinchas”) y disfruto del partido.
Mi ermitaño interior no me convierte en un antisocial declarado, desde que era pendejo fui a la cancha con un amigo del alma, de esos que jugabas a la pelota y después descubres que nos unen los mismo colores, los mismo ídolos, el mismo amor. Clásicos a los que íbamos desde estación Mapocho hasta el mismo nacional para adquirir una entrada, sin miedo a nada, solo con las ganas de ver a tu club ganar, alentar y sentirte parte de algo son el ejemplo de que todo solitario hincha nunca lo fue siempre….


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